"TERAPIA DE PAREJA"

Es un hermoso desafío pensar en la terapia de parejas, cuando sabemos que antes de pensar en un nosotros debemos pensarnos de manera individual.

Marcamos la diferencia entre enamorarse y amar. Al comienzo todo es pasional y desbordante viendo en la pareja aquellos aspectos míos idealizados. Esto transcurre y  un tiempo determinado le da  lugar al amor, viendo al otro tal cual es donde  proyectamos cuestiones propias, de la infancia y la crianza, aquellas cosas que vamos cargando con el paso de los años, en nuestras memorias.

Cuando concurren al consultorio para darle comienzo al proceso terapéutico lo hacen desde la opción de buscar en el terapeuta un referí que determine culpabilidad en alguno de los integrantes, no es ese el rol a desarrollar, sino el generar un espacio de escucha y de registro de esa escucha, intentando instalar la comunicación, para poder trabajar cual es el conflicto.

El culpar a quien está al lado es la primera instancia, la siguiente será tratar de comprender que cuando culpo afuera hay algo interno que no puede resolver en mi, aceptarlo, será otra cuestión. El dedo acusador está en  el otro como único responsable de que algo no funcione.

Partimos de la base que no existe pareja sin conflicto, sin crisis, tomar estas crisis como posibilidad para ver que proyectamos en el otro, es una alternativa de pregunta interna que debo buscar en mi.

Una pareja comienza a ser tóxica cuando yo no puedo resolver cosas propias de mi historia para manifestarlas en la pareja y es aquí donde comienzan las representaciones que se manifiestan, como pueden ser los celos, controles, silencios, peleas y una larga lista de etc.

Los celos y el control son síntomas emocionales muy propios y oscuros, es amar desde la necesidad y desde las propias inseguridades, dándole lugar a angustias o enojos cuando esto se sale de control.

Si pudiéramos entender que el otro no es de mi pertenencia y en lugar de intentar controlar, intento construir sería el camino más sano.

El camino empieza por uno, nadie me salva de las cuestiones internas que solo yo puedo resolver, esas muletas simbólicas de dependencia afectiva solo generan mayor conflictos en un vínculo.

El “otro” es solo un espejo de lo que no puedo ver en mi, devolviéndome ese reflejo que en ocasiones me enoja, siendo aspectos míos. Como eliminar los prejuicios o intentos de cambiar a alguien cuando en verdad debo cambiar yo, siendo este un gran aprendizaje, empezar a hablar de mi y no de alguien más.

La elección de pareja sana, aún con conflictos empieza cuando estoy yo bien y desde ese lugar elijo un compañero de ruta, que también pueda haber resuelto cuestiones propias, elegir sin necesidad de muletas que sostengan mi emociones.

El camino es aprender a vivir desde lo individual para así con el tiempo pensar en un nosotros, compartiendo la vida con alguien más, sin controles , ni dependencias, entendiendo que si debo renunciar a cosas propias por alguien ya de principio no funcionará.

Nada más valiente que deambular en la vida con el propio sostén!!!!

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